Pacto diabólico en la braña La Campa


Fuente: Jesús Suárez López en Folklore de Somiedo:

Informante: Aníbal Suárez Riesco, 75 años (1999).


Había un paisano en Villar de Vildas que era muy avaricioso, quería hacerse rico. Y no sé por donde se dijo que estudiando la magia o no sé qué, había un libro y que leyendo por aquel libro se le presentaba el diablo. Y compró un libro d’esos y empezó a leer, a leer, y un día se le presentó el diablo y dice que a ver qué quería.

Coño, yo quiero mucho oro.

Doite to’l oro que quieras, pero tienes que me dar el alma el día que te mueras.

Coño, yo el alma ¿pa qué la quiero? Sí, sí, tú traime el oro.

Bueno, pues fuenon pactando y llegó el día de hacer la transación. Entonces citaron un sitio en una braña que llaman la braña (*) la Campa, y fueron p’allá unos cuantos vecinos y aquél. Y querían engañar el diablo. Y entós hicieron un cerco redondo, y fue el cura y bendició aquel cerco y tiró p’allí una estola. Una estola ¿sabes lo que es? Una cosa que ponían aquí y tenía una cruz. Conque el diablo las cruces escapa d’ellas, dicen. Y metieron el criáu allí. El amo quería hacer el trato pa ganar el oro, pero después quería engañar al criáu. Y por el otro lao tenían un perro metío n’un saco. Querían a ver si de una manera o otra engañaban el diablo. Y entonces tenían que estar leyendo. Y el diablo según bajaba pues ellos nun sé qué rezaban, lecturas diabólicas, y tenían que decir amén, amén, amén, amén.

Cuando en esto, por aquellas peñas abajo, dicen que venía el diablo con una pareja de bueis polas peñas abajo, que echaban fuéu polas narices y pola boca. Y el carro metía un ruido…, porque los carros de antes cantaban. Y el carro bajaba cantando, y cuando ya iba bajando cerca, tal pavor le entróu que el que taba diciendo “amén” dijo “amén, Jesús”. Ya’l otro, como tenía tanto miedo:

¡Ay, Virgen santísima, valme!

Me cago en diez, el diablo que oyó eso, pega una vuelta, arroxanon aquellas peñas todas y él desapareciú polas peñas arriba tirando piedras y qué sé yo. La mitá de las peñas por allí p’abajo.

Pero date, que después el paisano no vivía en paz. El paisano después vino a vivir a La Pola, a un palacio que hay ahí, dicen que lo llamaban don Alvaro, y que estaba na cama y que sentía por bajo la cama barrer como si barrieran con una escoba, y otros días pol desván pegando trompazos. Hasta que murió. Yo así lo tengo oído contar, que yo ni quito ni pongo, ¿oíste?


(*) Braña: En Asturias y Cantabria, pasto o prado situado en los lugares altos de las montañas (DRAE).